Revolución de la Innovación Permanente

Carlos Vizoso Raya

Si tuviera que definir el momento de la historia en el que nos encontramos lo definiría como Revolución de la Innovación Permanente. 

Revolución que da respuesta al ecosistema de permanente cambio e incertidumbre, el famoso entorno VUCA (Volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) en el que vivimos y convivimos empresas y personas.

Acelerado por una pandemia, la COVID 19 y acentuado por la globalización y descentralización de servicios y perfiles, hacen de esta revolución exponencial el gran motor del cambio en nuestra sociedad del presente y del que formarán parte las empresas del futuro.

Motor impulsado por un activo indispensable, la innovación. Innovación desde el prisma de la creación y en el entorno cambiante del consumidor, que en algunos casos relacionamos directa y exclusivamente con tecnología de forma equívoca .

Desde el prisma más pragmático de la definición, nos referimos a innovar como tener la capacidad de crear o transformar un producto con la finalidad de introducirlo en el mercado. 

En este sentido, creo que es fundamental recurrir a esta definición para intentar comprender que la innovación no es algo a lo que puedas renunciar en un entorno VUCA, donde tu producto o servicio está obsoleto meses después de lanzarlo al mercado. Si a esto le añadimos que otro emprendedor como tú, está desarrollando un producto igual o mejor que el tuyo en otra parte del mundo y que meses después lo comercializará en tu país, hace que este activo, la innovación, cobre más relevancia en este entorno competitivo y global. 

Por lo que podemos afirmar que ir un paso por delante en un entorno como este, es la única solución para no quedarte atrás. Por ello, el papel de la gestión de la innovación en las empresas tradicionales y startups es tan importante en nuestros días.

Ahora bien, ¿cómo podemos innovar en una empresa sin caer en el intento? Creo que es difícil innovar sin caer y fracasar. Pero más allá de esta coherencia palpitante, creo que lo primero que tienes que definir es qué tipo de innovación vas a llevar a cabo en tu empresa, así como los aspectos importantes que toda empresa debe conocer para llevar a cabo este proceso. Proceso que a partir de ahora tendrás que incluir de forma innata en la cultura de tu compañía si quieres seguir flotando en la incertidumbre y construyendo para mantener tu negocio en la competencia del cambio.

Empezaremos por la tipología de innovación. Por mi experiencia, hablaría de tres tipos de innovación en las compañías actuales:

  • Innovación disruptiva. Probablemente la que todos los lectores tienen en su cabeza. Consiste, básicamente, en crear algo totalmente nuevo a partir de nuestro producto, servicio o empresa en base al know how de un modelo primitivo con las necesidades de un entorno presente y cambiante. Como os podréis imaginar, este tipo de innovación implica salir de nuestra caja, aprender de nuevo y construir de cero para poder evolucionar.
  • Innovación incremental. También conocida como innovación conservadora. Su función es aplicar innovación en nuestro proceso, funciones o servicios con la finalidad de ir mejorando nuestro producto de forma incremental, adaptando a corto plazo mejoras con las necesidades de un entorno presente y cambiante. Es innovación conservadora porque la base de nuestro producto permanece y son las funcionalidades que las componen a las que aplicamos procesos de innovación para adaptarnos al permanente cambio.
  • Innovación innata. Crear y evolucionar un producto desde la innovación. Entender que la innovación es una parte más de nuestra compañía, que nos garantiza la competitividad en un mercado global y nos permite pensar fuera de la caja permanentemente, llevando a nuestros clientes a la vanguardia y consiguiendo de nuestro producto un referente en la vertical en la que se encuentra.

Tres tipos de innovación totalmente diferentes pero con una única finalidad, ser competitivos en un mercado global y de permanente cambio.

Si bien la tipología de innovación es importante a la hora de entender cómo vamos a llevar a cabo esta canalización en nuestra empresa o servicio, creo que es fundamental entender los ingredientes que tenemos que tener en cuenta para poder potenciar cualquiera de estas tipologías en nuestras compañías.

En este sentido, empezaré por algo básico pero esencial en este proceso, establecer una dirección en base a la visión a la que queremos llegar con nuestro producto, servicio o compañía. 

Tenemos que ser capaces de saber dónde queremos llegar en todo momento y ser conscientes de que este proceso de innovación nos va a llevar a este objetivo. En muchas ocasiones, esto es impredecible pero fijar una visión de compañía, nos permitirá definir hitos, objetivos y metas. Algo fundamental en todo proceso de innovación y creación.

En segundo lugar, tenemos que definir quién nos va a acompañar en este proceso. Si definir un rumbo es esencial, tener compañeros de viaje apropiados para poder navegar hacia ese rumbo, es indispensable. 

Este es uno de los puntos más importantes del proceso y en algunos casos, el más complejo. Todas las personas no tenemos la misma visión de las cosas. Hay perfiles que son capaces de salir de la caja y otros que no podrán salir nunca. 

En todo proceso de innovación, independientemente de la tipología, necesitas perfiles que sean capaces de cuestionar, creer, crear y ser ágiles en base a unos principios, con un rumbo definido y las diferentes competencias necesarias para abordarlo. Es importante saber que los retos del presente y futuro no se construyen con el conocimiento del pasado, por lo que la innovación no conoce de edades o de experiencia, únicamente.

Tendremos que ahondar en la creatividad y el conocimiento de nuevas tecnologías y herramientas para potenciar las ideas que pueden construir el futuro de tu compañía.  

Por último, y no menos importante, nos encontramos con la metodología. Cómo vamos a llevar a cabo cada uno de los hitos de este proceso, es algo fundamental en este nuevo rumbo en el que nos hemos embarcado. Tenemos que ser capaces de crear valor e incorporar este valor y conocimiento en base a la visión que hemos establecido, en el momento adecuado y con la solvencia suficiente para no llegar antes o después a un mercado en constante cambio. Por ello, es fundamental que tengamos una metodología clara y definida para poder introducir esta innovación en nuestras compañías. 

En este sentido, hay muchas metodologías innovadoras en el mercado pero no todas se adaptan a nuestras necesidades de compañía y procesos de innovación. Tenemos que conseguir una metodología que encaje en base a nuestro objetivo y las personas que nos acompañan. No tiene porque ser ágil pero si es necesario que el output del proceso de innovación sea capaz de ser testado en un entorno productivo lo antes posible para evitar llegar tarde al mercado. Cuanto antes lleguemos, antes nos equivocamos y mejoramos. 

Llegados a este punto, me gustaría concluir con una frase muy manida pero que define perfectamente la situación de la innovación en un entorno global y de permanente cambio como en el que nos encontramos, del gran genio, Steve Jobs. “La innovación es lo que distingue a los líderes de los seguidores”

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